SEMBREMOS
Trabajemos, sembremos en la tierra que pisamos en nombre de Dios, trabajémosla por Él y reguémosla con los sudores de nuestra constancia, con las lágrimas de nuestras oraciones, abonémosla con el calor de la caridad, de nuestras limosnas, cooperaciones y sacrificios…y la cosecha vendrá…cosecha llena de paz y pan para todos, hasta para dar a nuestros enemigos y vengarnos cristianamente de ellos…
Si para los hombres, el trabajo es mercadería que se vende, para Dios y entre cristianos el trabajo hecho por Él y en favor de las almas es siembra que, oídlo bien, siempre da cosecha
Salid, salid cada mañana como el sembrador del Evangelio, a sembrar semilla de vuestro trabajo con la mejor cara que tengáis, con el corazón más alegre que el día anterior, con la esperanza más creciente…sin importaros que caiga en el camino, entre espinas, sobre tierra buena ,,
Lo vuestro es sembrar; lo demás, hasta la cosecha, lo dará sin fata el Divino Sembrador invisible, que por medio de vosotros, siembra y hace crecer y fructificar
(FLORECILLAS DE SAGRARIO, San Manuel Gozález)